miércoles, 24 de octubre de 2012

ÉRASE UN CATALÁN, UN INGLÉS Y UN CATETO DE JAÉN



Tranquilos, que no os voy a contar un chiste, tan solo quiero contaros una historia que bien por omisión en un lado y por ocultación en el otro, ni os han contado ni os contarán.

Yo nací sin esa sensibilidad que supongo que se requiere para valorar el arte pictórico. Reconozco sin ruborizarme que no soy capaz de diferenciar entre cuatro rayones hechos por mi hija usando los plastidecor y un cuadro de Miró, nadie es perfecto, ni siquiera yo. No aguantaría 5 minutos viendo cuadros de bodegones, sin embargo hay un tipo de pinturas que me chiflan por la historia que contienen, porque un cuadro es mas difícil de esconder que un libro y a veces nos brindan un trocito de esa historia que ya no está de moda, pero que no por ello deja de ser la verdadera.
Hoy os voy a hablar de uno de esos cuadros. Lo pintó un catalán llamado Francisco Sans y Cabot, y la obra en cuestión se hizo por encargo de la diputación de Barcelona, cuando esos entes locales no destinaban los recursos a tunear la historia. El cuadro en cuestión es políticamente incorrecto en los tiempos que corren, el general Prim a lomos de su caballo junto a sus valientes soldados abriéndose paso entre moros degollados y con el cuerpo hecho un colador.






La batalla se inició el 4 de febrero de 1860, la infantería estaba compuesta por voluntarios, principalmente tercios vascongados y almogávares catalanes, unos 10.000 hombres se estima. El ejercito marroquí triplicaba en unidades a las tropas españolas, gente orgullosa como solo es capaz de serlo un moro. Dos días después, el 6 de febrero, la imagen era la siguiente: El general Prim entraba victorioso en Tetuán con la bandera española ondeando y miles combatientes con sus txapelas y barretinas orgullosos del deber cumplido con su nación gritando "¡¡Aragón!!" y "¡¡Desperta Ferro!!!".



Corren otros tiempos, y a pesar de la crisis y de andar mendigando rescates a España, el sistema educativo catalán se ha propuesto eliminar todo rastro de ese pasado que siempre ha estado unido al resto de la nación, y para ello no reparan en gastos. Como ha pasado siempre en toda buena dictadura, y aunque no haya dinero, siempre hay fondos para propaganda. Lo grave del asunto es que el amigo Artur Mas se ha propuesto empezar el envenenamiento de la forma mas ruin, adoctrinando a los niños catalanes, creando auténticos talibanes de una causa que nunca ha existido y que es el invento de cuatro hijos de puta con corbata para manipular a todo un pueblo.



Otro de los que se han apuntado al carro es un tal Henry Kamen. Dicen que por la plata baila el perro, y este perro va a estar bailando sardanas mientras le lleguen las jugosas prebendas publicas. Es curioso que tenga que venir un historiador hispanista a hablarnos de que Hispania nunca ha existido, lo cual viene a ser lo mismo que sacarse una carrera de veterinaria y especializarte en dragones y unicornios. Inglés tenias que ser, como cuando tus reyes ocultaban las derrotas ante la armada española bajo amenaza de muerte a quien las difundiera.

Y ya para rematar la faena tenemos pululando al autentico germen de mi escrito, tengo que agradecerle que sin él esto no hubiera sido posible. Un cateto de Jaén catalanista, un vulgar charnego que va por ahí jurando y perjurando que los Almogabares (si, él los escribe con B) renacerán con su barretina enroscada al cabezón para defender a Cataluña de una España que asegura que no cruzará el Ebro. Lógicamente este puñetero cateto ni ha leído historia en su puta vida, ni consigue congraciarse con sus vecinos (que supongo que es lo que pretende), ya que por mucho que se impregne de eau de butifarra,  siempre va a oler a alpechín. Pero no se queda ahí, jura que sabe donde vivo y  que va a venir a buscarme. De lo primero estoy seguro, porque seguro que se lo ha dicho su mujer, pero de lo segundo ya me quedan mas dudas tras comprobar que esos mensajes amenazantes los ha borrado, bien porque se ha hecho caquita o bien porque cree que yo no los he guardado a buen recaudo.

Así que aceitunero altivo abarretinado, lamento que se te caiga el mito de tus combatientes antiespañoles, y espero que con esto termines de entender que siempre vas a ir detrás mía. Vas tan atrás de mí que sé antes que tú que tu mujer tiene un lunar al lado del coñete.