lunes, 2 de julio de 2012

CON BUENA POLLA, BIEN SE FOLLA


Hay películas que a uno lo marcan para siempre, y ayer tuve la fortuna de disfrutar una de ellas. Normalmente huyo del cine alternativo, pero tras hacerme fanatico de Steve McQueen estoy planteandome seriamente si mi vida está dando un giro de tuerca y voy camino de convertirme en un gafapasta de esos que pasean por la ciudad en Sevici, o lo que es peor, en vespa.

Nunca creí encontrarme en el cine a un personaje mas trastornado que el gran Patrick Bateman, y sobre todo nunca creí llegar desear por momentos ser Brandon. Para que lo vamos a negar, cuando puedes permitirte el lujo de tener el falo que posee el señor Fassbender, y sobre todo cuando puedes remangarte el pellejo dentro de chochitos pijos de la gran manzana, hace que llegues a desear tener su vida, por muy vacia que sea. Cualquiera no puede estar en la barra del bar, encontrarte fortuitamente con una señorita, y meterle los dedos en el chocho a 10 metros del novio de esta.

Es fácil sentirte identificado con el señor Brandon, que levante la mano el que no se la haya machacado en el baño, quien no tenga porno en su disco duro o quien no haya intentado tirarse a una compañera de trabajo. Ese es Brandon, un hombre al fin y al cabo, pero con el tormentoso problema de que el sexo y la degeneración ha llegado a dominarlo a él. Ha construido una vida rodeado de gente, pero en soledad, follando, masturbándose y consumiendo sexo online a todas horas, pero incapaz de tener una relación de cercanía con alguien, ni siquiera con su hermana, la cual le pide ayuda constantemente para no seguir fileteándose las muñecas.

Seguramente la mayoría del publico solo verá una película llena de silencios interminables y poco dialogo, pero es que hasta los silencios hablan. No es una película para el sector mas casto del cine, es una película hecha para los que en algún momento somos Brandon a lo largo de nuestra vida. Y como remate final, dos bandas sonoras, si, dos. Una compuesta de forma exquisita por Harry Escott. La otra, los chasquidos de las pelotas de Brandon chocando contra el culo de la rubia mientras se la folla de pie.

Alguien dijo alguna vez que el erotismo era burgués mientras la pornografía es proletaria. Ya está bien de tantas escenas pseudo pornográficas en el cine, basta de adornar esas escenas bajo un infumable pasteleo romanticon, cuando debe haber sexo en una película el telespectador quiere sexo con toda su crudeza. Al fin y al cabo los proletarios somos mayoría, y muchos mas que vamos a ser en este país.







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